La gestión del tráfico ferroviario en España es francamente mejorable. El caos vivido en Madrid por un descarrilamiento en el túnel entre Atocha y Chamartín ha permitido a varios ministros sugerir que es un incidente llamativo... como queriendo decir, pero sin decir que "vaya qué casualidad el accidente precisamente en Madrid".
Es obsesivo. Ni con las ineficaces rodalies, ni con los vergonzosos trenes extremeños o la chapuza histórica de un túnel cántabro por el que no cabían los trenes se ha señalado a un gobierno autonómico. Pero Madrid es otra cosa. Convertir a Ayuso en la líder opositora con la que confrontar, orilla a Núñez Feijóo y de paso no se habla de otras cosas. Esa es la estrategia.