Faltan 37 días para Nochebuena y el espíritu navideño está desaparecido. El COVID vuelve a demostrar su personalidad traicionera. Multiplica los contagios y pone en jaque a todo el mundo pensando qué medida es más eficaz para evitar las infecciones.
No hay espíritu navideño tampoco entre gobierno y patronal porque los empresarios se sienten ninguneados por un ejecutivo que habla de consenso pero actúa por decreto ley.
No hay ganas de espíritu navideño en los policías indignados con la nueva ley mordaza, ni en los trabajadores del metal de Cádiz, precursores de un malestar social que la semana que viene veremos en los camioneros. Ni existe en los ciudadanos en general que se lanzan al Black Friday a ver si las fiestas salen un poco más baratas a nuestros maltratados bolsillos. Ya se pueden dar prisa la paz y el amor si este año quieren tener alguna posibilidad.
