Pablo Casado ofrece a Pedro Sánchez sentarse de inmediato para hablar de la renovación del Consejo General del Poder Judicial.
La condición es que en la mesa se hable primero del calendario para que los jueces elijan a sus dirigentes y después renovar los asientos.
No vaya a ser que con el tiempo y cuando consiga cambiar los nombres de los vocales del CGPJ, el presidente del Gobierno se olvide de que el poder legislativo no puede seguir mangoneando al judicial. La fama de incumplidor del presidente del gobierno le precede.