Favorecer a los amigos es tentador, pero hacerlo desde las instituciones democráticas, reprobable. Como lo es que el Gobierno haya diseñado un plan de redistribución de menores migrantes no acompañados con apariencia de solidaridad pero con espíritu de aligerar la responsabilidad de las comunidades gobernadas por sus socios. Una triquiñuela que no aceptan otros territorios. Un exceso pensando en los amigos.
Como a la Audiencia de Sevilla le parece que el Constitucional se extralimitó al anular la condena de Griñán y rebajar la de Chaves por el caso de los ERE. El tribunal presidido por Conde-Pumpido, el ministro número 23 le llaman algunos, está pensado para velar por el cumplimiento de la Constitución y entre sus tareas no está la de juzgar o enmendar sentencias que para eso están los jueces. Por eso, la Audiencia de Sevilla está pensando en llevar el asunto a la justicia Europea. Porque no todo vale.
