Vivimos en la cultura del postureo. El gobierno se escandaliza por una reunión de Feijóo con los fiscales cuando sabemos que Pedro Sánchez se reunió con jueces, (también cuando era líder de la oposición), pero en Ferraz, en la sede del partido, no en un hotel. Bochorno por el espectáculo en Madrid entre el gobierno central y regional por un quítame allá un puesto en la tribuna cuando aquí hemos visto ningunear, no al gobierno, al jefe del Estado, cada dos por tres.
Gustavo Petro, presidente de Colombia no quiere llevar frac esta noche en la cena de gala porque le parece un vestigio antidemocrático, pero él, que carga contra el yugo español, recibe encantado la Gran Cruz de Isabel la Católica, la que financió el viaje de los colonizadores. Y así todo.
