El Gobierno aprueba el anteproyecto de Ley el aborto que da la capacidad a partir de los 16 años de decidir sobre si continuar o no con un embarazo. El Ejecutivo considera que las adolescentes están suficientemente maduras para abordar ellas solas semejante decisión.
Sin entrar en si Moncloa tiene o no razón, convendría mantener la coherencia. Porque le estamos dando manos libres a la misma generación sobre la que pedagogos, psicólogos y educadores advierten desde años que estamos sobreprotegiendo en exceso. ¿O es que no hay chavales de 16 años a los que sus padres les hacen la matrícula por si acaso se equivocan?
Y ahora, cuando decidimos que son adultos, lo hacemos en asuntos tan relevantes como este. O permitiéndoles, ya hace tiempo, que desde los 16 no tengan que consultar a los padres, por ejemplo, para una operación estética.