El matonismo con el que se ha comportado Vladimir Putin ha recibido tres grandes golpes: primero en la economía, segundo en el apoyo militar que tanto la OTAN como la UE están dispuestos a dar a Ucrania y tercero la resistencia de un país y su presidente que desafían al Kremlin. Pero claro. Hablamos de Putin.
Sus amenazas son peligrosas pero dejarse intimidar por un bravucón armado es abrirle el camino para su próxima presa. Lo tiene claro la comunidad internacional, pero no la parte Podemos de nuestro gobierno que prefiere clamar contra la OTAN y lo que significa.
Quizá por eso, nuestro ejecutivo, ha preferido difuminarse en la masa de gobiernos de la Unión en lugar de tomar iniciativas como Francia, Italia o Alemania. Sánchez todavía no ha tenido tiempo a una comparecencia. Y luego, que por qué se nos ignora en las grandes decisiones.
