Nadia Calviño es el ejemplo palmario de que se puede sacudir duro con guante de terciopelo. Esta mañana en conversación sosegada, amable y tranquilísima con Carlos Alsina ha dejado dos misiles y alguna bomba.
El primero lanzado con las eléctricas: tienen beneficios excesivos, ha dicho. El segundo, contra los empresarios a los que pide empatía con los trabajadores y la subida del Salario Mínimo. Y si no les sale, que lo intenten porque en breve hay que negociar los ERTE.
Y después de sacudir, reconocimiento de una culpa: las ayudas europeas ni han llegado ni se las espera de momento a las pequeñas y medianas empresas. De hecho, van a tener que pedir más plazo, más tiempo a Europa para el reparto.
Entre palo y palo a los demás, que pase de tapadillo que sí estamos dejando a mucha gente atrás.