Pedro Sánchez ha ido al pleno del Congreso sobre el asunto Pegasus obligado, clavando talones en el suelo y empujado por socios y oposición. Y se le ha notado. Tanta desazón se ha traducido en 20 minutos hablando del PP, del gobierno de Rajoy y de la corrupción.
Los otros 20 tratando de hacerse perdonar por los independentistas. Y los 20 finales trasladando un barullo mental que se traduce en: el CNI espió pero yo no di la orden, pero no debería haber espiado, pero lo hizo, pero el informe de la universidad denunciante que desató todo no está comprobado, pero por si acaso cambio la ley. Ah....y perdonen. También ha dicho que su gobierno es un ejemplo de claridad y transparencia.