Pensar, esa sana costumbre que ejercita la mente y enriquece la vida de quien la ejerce, siempre ha sido una práctica de riesgo allí donde la libertad individual y los derechos ciudadanos se pisotean.
Pensar y claro... ser tan osado como para contarlo después. Que se lo digan a Redondo Terreros, expulsado por tener opinión propia aunque con su apellido se haya cimentado el partido socialista...
Hasta ahora, manifestarse en la calle en este país, pacíficamente, era un saludable modo de ejercer la libertad de expresión consagrada en la Constitución, como uno de sus principios básicos. Pero este PSOE, estigmatiza la protesta y se burla de quien la promueve.
Disentir sigue siendo recomendable… criticar con argumentos es un derecho y casi casi una obligación para construir. Mal que le pese al dirigente de un partido que se llama socialista y que muchos siguen sin reconocer hoy. Ese PSOE que pacta con independentistas, que se mofa de la discrepancia ajena y que purga a los suyos. Pensar y opinar está sobrevalorado en la calle Ferraz.