Juan Lobato denuncia un linchamiento por parte de su partido, del PSOE. En su comparecencia pública de apenas tres minutos ha sido explícito. Si el origen del informe sobre el novio de Ayuso que le pasaron desde Moncloa era lícito, qué problema hay en ir a la notaría para dejar constancia de cómo llegó a su móvil.
Y si el origen no era lícito, aunque él lo preguntó varias veces, cómo es posible que su partido tratara de endosarle a él la responsabilidad de hacer pública una información obtenida de manera sucia. Juan Lobato ha puesto a su partido frente al espejo. Y eso no gusta a los actuales dirigentes socialistas acostumbrados a campar a sus anchas.
El PSOE ha sentenciado políticamente a Juan Lobato. Él no va a dimitir porque dice que en democracia no todo vale. Veremos cuánta cochambre empiezan a sacarle para animarle a tomar decisiones.