Entre el marasmo de dudas en que se ha convertido la política española emergen algunas certezas. Núñez Feijoo irá a la investidura. Porque quien ha ganado las elecciones está obligado a que el país que le ha dado el triunfo electoral le escuche aunque sepa que no va a gobernar.
Dos. Cataluña tiene la llave, sí. Pero hay dos cerraduras. La de ERC que quiere un frente común y la de Junts, con más peso que para eso han sacado más votos que los de Junqueras, que sólo contemplan apoyar a Sánchez si el Estado se doblega.
Y tres, el aspirante socialista no se conformará con regodearse en que la derecha no gobierne. Él, como saben sus más estrecho colaboradores, es más de pulverizar al estorbo. De ahí que se vaya a ir de vacaciones mientras Feijóo se desgasta.