Pedro Sánchez ha dinamitado definitivamente la organización que un día quiso echarle y que él reconquistó. Ha matado al padre. Al PSOE. Por la P de partido. Le ha dicho a Alsina el alcalde socialista de Ágreda que él pensaba que militaba en un partido y no en una secta en la que había que hacer lo que dijera el líder sin chistar.
Por la S. Se llama socialista, y se enmarca en la socialdemocracia. Una corriente de pensamiento que aboga por la igualdad y la redistribución de la riqueza. Redistribuirla, no privilegiar a una comunidad autónoma que ha generado una enorme deuda y a la que ahora se le perdona el pufo.
Por la O de obrero. Que debe ser que a los trabajadores de este país que pagan religiosamente los impuestos les debe hacer mucha gracia saber que, de momento, tocamos a 833 euros por cabeza para que un condenado y un fugado, Junqueras y Puigdemont le den la investidura a Sánchez.
Y español... bueno español sigue siendo salvo que Bildu, Junts, ERC, PNV o BNG digan otra cosa.