Mañana comienza en Sevilla el Congreso Federal del PSOE. Sánchez lo tenía todo diseñado para que le reforzaran como líder orientando cambios en siete federaciones y dejando a los críticos líderes bien acomodados en las orillas del camino.
Uno de los que ya reposa en ellas es Juan Lobato. Pero es precisamente él, con lo que diga al juez por la mañana sobre los whatsapps que prefirió llevar a una notaría, el que ha generado inquietud en el aparato temeroso de que esos mensajes desvelen que sí. Que desde Moncloa o Ferraz se instaba, con engaños, al exlíder madrileño a cometer delitos contra adversarios políticos.
El asunto está en manos judiciales, como las mordidas de las mascarillas a ministros del Gobierno, la supuesta utilización de personal de Moncloa para actividades privadas, si la esposa del presidente cometió o no irregularidades con su cátedra o qué hay de las bolsas de dinero que según una empresaria llegaban a Ferraz. Un ambiente ejemplar.