Estados Unidos sigue en vilo. De momento no hay ganador aunque Trump ha salido triunfante para aquellos que planteaban la cita en las urnas como un refrendo a su gestión.
Ese es su éxito, aunque el triunfo que él pretende no es moral, es una victoria cierta que le lleve a la Casa Blanca y para eso ha denunciado fraude electoral por parte de los demócratas.
Hasta ahora, Estados Unidos ejercía de observador internacional en países que se saltaban las normas democráticas en las elecciones. Desde hoy y según el presidente norteamericano, su propio país pasa a engrosar la lista de los que cometen fraude en un proceso electoral.