El gobierno reconoce que la huelga de transportes está haciendo daño. No lo ha dicho de viva voz. Pero ya se encarga el BOE de reconocerlo. Desde hoy los periodos de descanso de los camioneros se flexibilizan. Van a poder conducir sin ser sancionados dos horas más y descansar dos horas menos. Hay que garantizar el suministro y si es a costa de la seguridad del conductor pues oiga, ¿a quien le importa?
No me digan que no es enternecedor lo fácil que le ha resultado a un gobierno de izquierdas endurecer las condiciones de los trabajadores y lo complicado que le resulta concretar cómo piensa ayudarles más allá de una hipotética cifra de 500 millones condicionada a que Europa lo apruebe.