Pablo Iglesias acudió a la justicia clamando contra las cloacas del Estado que pretendían desacreditarle con capturas de conversaciones privadas con una colaboradora en una red social.
Ahora resulta que el juez no sólo no le considera parte perjudicada sino que quiere investigar por qué razón la tarjeta comprometedora que fue robada del móvil de la mujer, estuvo todo un año en un cajón del vicepresidente sin que este hiciera ademán de devolverla. Y porqué cuando Iglesias finalmente se decidió a entregársela a su dueña, esa tarjeta estaba gravemente dañada.
Pablo Iglesias de momento no está investigado. Pero el juez quiere determinar si pudo incurrir en la comisión de un delito de daños sobre dispositivos informáticos y otro de apoderamiento.