España depende de los fondos europeos para iniciar su recuperación y dependemos porque el gobierno ya tiene destino en los presupuestos para 27.000 millones que aún no han llegado. Así que el bloqueo de Hungría y Polonia a las ayudas es, desde luego, un inconveniente que seguramente se arreglará a la europea, en el último instante y con un acuerdo de compromiso.
Sin embargo, nuestra traba no está fuera. Está dentro. Tenemos que presentarnos como socios fiables y cumplidores que gestionan un país estable. Y ya me dirán como se hace eso con un gobierno que ha hecho del cambio de criterio un sello de identidad y que tiene como socios a Bildu, aunque ahora digan que no, a ERC, que impone dejar sin dinero al Constitucional y una mesa de negociación Cataluña-España y a un vicepresidente como Iglesias tan aficionado a los memes que ha aprovechado a colgar uno suyo en las redes justo a la misma hora en la que estaba sentado en la mesa del Consejo de Ministros.
No ha encontrado mejor forma de contener el estrés que le está suponiendo tanto trabajo para contener la pandemia que reírse a mandíbula batiente de los que equiparan el futuro de España con Venezuela.