La primera, si los fieles al caudillo se perpetuarán al mando autoproclamándose herederos, o si la oposición conseguirá, mediante otras elecciones, llegar al poder. La segunda, quién se alzará con el liderazgo de entre los países con regímenes populistas de los que el presidente venezolano se convirtió en impulsor, mecenas y guía espiritual. Venezuela es mucho más que Chávez por más que Chávez dijera que él mismo era Venezuela.