Llevarse crudo el dinero de las arcas públicas o admitir con toda naturalidad y desahogo que a cambio de jamones, se coloca a conocidos, (así actúa el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Diego Valderas, según su jefe de prensa) es aún más insoportable en un país en el que seis millones de personas quieren trabajar y no pueden.