A menos de tres meses para el inicio de los Juegos Olímpicos de Tokio 2021 (previsiblemente el 23 de julio), la celebración de estas olimpiadas todavía está en el aire. Recordemos que ya se celebran un año tarde debido a la pandemia. Pero es que esta semana hemos conocido que los trabajadores sanitarios de Japón se han rebelado contra los planes para desplegar a 10.000 de ellos en los Juegos, lo que hace peligrar este evento, que ya está muy cuestionado en el país asiático debido a la cuarta ola del coronavirus. Se celebren este año o no, estos Juegos Olímpicos de Tokio pasarán a la historia por lo complicado de su celebración, y por eso, en la Cápsula del Tiempo de Por fin no es lunes, Andrés Moraleda recuerda otra olimpiada que también se tambaleó, pero hace 37 años: Los Ángeles 1984.
El 8 de mayo de 1984 estalló la bomba: La Unión Soviética y otros países comunistas, como la República Democrática Alemana, anunciaban que no acudirían a la cita olímpica en Los Ángeles por, según justificaron, considerar que “los Estados Unidos no ofrecían las garantías necesarias para la seguridad de los atletas, el respeto a los derechos y la dignidad humana, ni las condiciones normales para la celebración de la Olimpiada”. Estaba claro que los verdaderos motivos de la no participación de la Unión Soviética en los Juegos eran otros.
Hay que recordar que estamos hablando de 1984. Un momento álgido de la Guerra Fría con conflictos como la invasión de Granada o la contrainsurgencia en Nicaragua, auspiciadas por Estados Unidos; o la intervención soviética en Afganistán. Pero es que además este boicot también era una especie de revancha por el que le hizo Estados Unidos (junto con 50 países de su órbita) a la Olimpiada de Moscú 1980, es decir, cuatro años antes. La situación era muy tensa, y los motivos eran más políticos que de seguridad para los atletas como reconoció el por aquel entonces presidente del Comité Olímpico Internacional, Juan Antonio Samaranch.
Los Ángeles 1984: Unos Juegos de éxito pese al boicot
Los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 se celebraron y con mucho éxito, pero los organizadores no las tenían todas consigo. Hay que recordar que venían del desastre financiero que supuso Montreal 1976, y de la demostración política de Moscú 1980. Las olimpiadas eran un evento poco rentable, pero Los Ángeles 84 cambió eso. Los patrocinios de las empresas privadas y la apuesta por el espectáculo dieron como resultado unos beneficios de casi 200 millones de dólares. Los Juegos de 1984 fueron un éxito económico, mediático y deportivo, que comenzó el 28 de julio.
El presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, inauguró la vigesimotercera olimpiada, a la que le puso banda sonora nada más y nada menos que John Williams. Y para el recuerdo, deportivo, de aquella cita olímpica siempre quedará la gesta de Carl Lewis, que emuló a Jessie Owens en Berlín 1936, ganando cuatro medallas de Oro: 100 y 200 metros lisos, salto de longitud y relevo 4x100.
La plata de España en Baloncesto
La participación española en los Juegos de Los Ángeles 1984 fue discreta: cinco medallas. Oro en vela 470, platas en remo y baloncesto, y bronces en 1500 y piragüismo. Pero esa plata en baloncesto fue la mítica final contra Estados Unidos en la que estaba por ahí un tal José Luis Llorente, colaborador de Por fin no es lunes. Con él recordamos cómo fue aquella cita olímpica y le preguntamos si notaron la falta de los soviéticos en baloncesto.
Aquella selección, era la España de Antonio Díaz Miguel, que se cargó a la temida Yugoslavia en semifinales, pero que se encontró con Estados Unidos en la final. Los Estados Unidos de unos jovencitos que iban a dar mucho que hablar como Patrick Ewing, Chris Mullin o Michael Jordan. Casi nada. Pero es que España, que palmó por 31 puntos, tenía otro equipazo, con Corbalán, con Epi, con Iturriaga, con Romay, con Fernando Martín y el mítico José Luis Llorente.
Los grandes perdedores de aquellos Juegos Olímpicos
El boicot a los Juegos de Los Ángeles 84 se tradujo en una victoria apabullante de Estados Unidos en el medallero: 174 metales, 83 de oro. Una hegemonía olímpica que se consolidó tras la desintegración de la Unión Soviética. Pero ese éxito no fue una buena noticia para todos los norteamericanos. Antes de la Olimpiada de 1984, McDonald’s lanzó una campaña promocional por la cual se comprometía a regalar una hamburguesa cada vez que un estadounidense ganara una medalla de oro. Claro, contaban con la participación de la Unión Soviética, la gran potencia olímpica hasta entonces. Recordemos, Estados Unidos ganó 83 medallas de oro.
Sin duda el resultado más positivo de estos Juegos, que comenzaron con un boicot, fue el de la implantación de un nuevo modelo impulsado por Juan Antonio Samaranch al frente del COI con el que se fomentó el profesionalismo, el espectáculo, la atención mediática y, en definitiva, se revitalizó el espíritu olímpico.