La Cumbre de la OTAN celebrada esta semana en Madrid se ha saldado con importantes acuerdos y un renovado sentimiento de unidad por parte de los miembros de la organización. De la cita ha salido una nueva política de Defensa y Seguridad, nuevas incorporaciones para la Alianza, la confirmación de que Rusia es la principal amenaza de occidente y de que China es un “desafío”, además de un compromiso de aumentar el gasto militar por parte de todos los socios. Ese ha sido el guion ‘serio’ de esta cumbre, pero la película final no ha sido tan ‘seria’ como las crónicas oficiales han dado cuenta como analiza Andrés Moraleda en Fuera de guion de Por fin no es lunes.
Porque la Cumbre de la OTAN de Madrid comenzó como ‘Bienvenido Mr. Marshall’, con la llegada del que, en primera instancia fue el protagonista de esta película, el presidente de los Estados Unidos. Pero el que se bajó del Air Force One en la Base Aérea de Torrejón no era Harrison Ford, sino Joe Biden, que no está para mucho protagonismo el hombre, aunque los achaques de la edad le han respetado bastante en su visita a Madrid. Una visita en la que ha compartido cartel, entre otros, con el anfitrión de la velada: Mr. Handsome, Pedro Sánchez, y todos esos juegos de miradas y toqueteos con otros líderes políticos como Úrsula Von der Leyen o Emmanuel Macron. Y es que los mejores presidentes del cine no son los de películas de grandes crisis de estado, sino los más pasionales, como Hugh Grant en ‘Love Actually’.
Y si algo han tenido los líderes de la OTAN en la Cumbre de Madrid son unas primeras damas capaces de robarles el protagonismo. Y es que Begoña Gómez y Jill Biden, entre otras, han sido estrellas de la otra película de la Cumbre como Anette Benning en ‘El presidente y Wiss Wade’.
El fin de fiesta de la OTAN en el Museo del Prado
Todo el mundo ha quedado (aparentemente) encantado con la velada (excepto los encargados de cubrirla y costearse los caros cafés de IFEMA). Cómo no van a quedar encantados si la cumbre ha terminado con una cena en el Museo del Prado. Y es que una noche en el museo tiene algo especial. Pasamos de una comedia romántica a una de situación. Una en la que seguimos viendo muestras de afecto entre los líderes de la Alianza y situaciones cómicas como ese solitario paseo de Boris Johnson por las galerías del Prado. Cuidado, porque la última vez que vimos a un británico de esta guisa en un museo fue en aquella película de Mr. Bean en la que se hacía pasar por comisario de arte.
Ese fue uno de los momentazos de la noche en el museo que sirvió como colofón a la Cumbre de la OTAN en Madrid. Un cierre que se perdió el primer ministro italiano Mario Draghi, que tuvo que abandonar el Prado para atender asuntos locales. Aunque quizás, como buen italiano, él sabía que los actos finales en grandes escenarios no suelen acabar bien, como aquel cierre de la trilogía de El Padrino en el Teatro Massimo de Palermo.