El catorce de abril del año 2021, Adrián recibe la llamada de Manuel, instructor de buceo, que le dice: ‘’La mar está bien para bucear’’. Adrián bucea desde los dieciséis años y siempre quiso que su novia viera el fondo del mar con él, así se le ocurre una idea para hacer aún más especial su gran propuesta que nos cuenta en 'Por Fin No es Lunes'. Cinco meses estuvo preparando la sorpresa que consistía en un cofre y una inmersión de buceo ¿para principiantes?
Tamara es la novia y nunca había buceado, pero ese día recibió un mensaje donde se podía leer que habían sido ganadores de unos bonos de iniciación para hacer un bautismo en la Ría de Aldán. Tamara, nerviosa por ser su primera vez, se decide y a las once de la mañana se presentan los dos en la clase previa, que era fuera del agua, para que ella supiera desenvolverse bajo el mar. Mientras hacían la clase, Manuel estaba preparando ese cofre que escondía un gran tesoro y no por su valor económico, sino sentimental.
El cofre del tesoro
Una vez dentro del agua Tamara, centrada aún en los caballitos de mar que tanto le habían gustado, ve el cofre tapado estratégicamente con mejillones y pasa de largo. Adrián y Manuel se quedan perplejos y comienzan a hacer todo tipo de señas para que se acercara a él. Pero ¿qué había en ese cofre? Pues una brújula, un catalejo y algo menos usual para un cofre del tesoro... Algo que a Tamara jamás se le olvidará.