T-A-B-E-R-N-A TABERNA. Establecimiento público, de carácter popular, donde se sirven y expenden bebidas y, a veces, comidas. BAR: Local en que se despachan bebidas que suelen tomarse de pie, ante el mostrador. Despachar o despechar, lo mismo se da en una taberna que un bar.
Tabernas y bares, tascas, txocos, chigres, chiringuitos o cantinas… será por referencias. La sinonimología desborda la variedad léxica para referirnos a estos lugares que tendrán su nombre, a veces el propio: "el de Manolo" o "anca Luisa" pero que más acaban reconociéndose por su ubicación de cariñosa cotidianeidad: el bar de la esquina, el de abajo, el de enfrente, el de la plaza y hasta el que nos pilla a camino de tu a casa a la mía. Pero antes cojan la cestita, el sabio Varela sabe que de llegarnos a algún sitio para pedir, antes habremos de saber cuanto nos ha sido pedido.
¿Existe la ideología de bar? ¿O la gran idea de barear se autojustifica por sí misma? Veamos querido Ignacio si a la última invita su ingenio. La primera ronda es cosa de la abuelita, no le haga el feo que está recién vacunada… Dice que le apetecen unos huevos rotos… cada uno a lo Ayuso y todos a pillar yema a TENERAZOS. ¿Con qué ha dicho? Con TENERAZOS a ese utensilio le comen la ‘E’ y le rebañan la 'R' y tienen el apellido de la CIScordia. Vamos con los tralaritos.
Hay que estar mal servido o no haber puesto un café (con leche corto de café descafeinado de máquina y doble de azúcar templada gracias) para tergiversar o emponzoñar el espíritu cantinelista de nuestras raíces. Así que puestos a 'atrochar' como se dice por estos patios, aprovechemos la imbecilidad de turno para hablar del centro neurálgico de la socialización española por antonomasia. ¡Porque es lo que nos faltaba justo antes de no saber que pasa con el estado de alarma que nos alarmen con semejante gilitemplez de que si los bares tuercen el morro para tal o cual sede de partido! Si la doctrina es esa y todo parte de la estadística… En GUARDIA VARELA alguien que espeta algo así es que no ha vivido consejos de ministros con mantel y al abrigo de un dispensador de caldo en barra y un gran espejo.
Hoy abren y cierran tan rápido como se propagaban entre calles en los 80. Pero su vitalidad resiste hasta una pandemia, y como al mejor de los recreos, volver a tu bar es la prueba fehaciente de haber roto el confinamiento y tener la extensión del salón a 10 metros del portal de casa. Eso queridos amigos del bosque es más que ideología, es un sentimiento que mueve desde los antiguos foros y ágoras. En cuanto se ponen los pies fuera de casa, el destino es casi una obviedad. La duda ofende cuando se trata de quienes sirven a bien mayor que el económico: el del buenambiente social.