Este Robinson Crusoe ha explorado los lugares más remotos y aislados del planeta. Es capaz de hacer fuego con un palo y de alimentarse con lo más insospechado. Ha compartido experiencia con otros náufragos, que alejados de la civilización moderna, conviven con la única compañía de la soledad y el silencio.
Hace 8 años que este explorador de paraísos perdidos decidió convertir su pasión en una profesión y desde entonces se gana la vida llevando náufragos a islas desiertas. Su nombre es Álvaro Cerezo y hoy se encuentra en el lugar del que partió su aventura.