Buenos días de luz y de color. Ya queda menos para que todos los días sean domingo, pero todo a su tiempo. Decía que todavía es madrugada porque con este calor, muchos han empezado a dormir ahora, como cuando lo intentaron a las 23:00, a las 00:00, a la 01:00 y todavía no se ha conseguido. Pues va a seguir haciendo mucho calor y a cubierto en Por fin no es lunes con la radio encendida, que es el mejor refrigerio.
Lo que nos gusta un domingo para teorizar y especular sobre la semana. Es el séptimo día en el que nos da algo más la vida para arreglar el mundo, al menos en la teoría. Después ya está el lunes, martes, miércoles. Por un momento vamos a creer en esto: que los domingos todas las teorías se cumplen, que las vacaciones de verano están ahí, que estamos llenos de fuerza, pletóricos con esta idea.
Y ahora pensemos lo contrario, que también se puede romper la armonía. Dentro de poco, todos los días van a ser domingo. Cada 24 horas otras 24 horas para disfrutar por completo. Y otras 24 para ingeniárselas las familias. Y otras 24 para atender al encaje de bolillos de calendario laboral no escolar. Pues qué difícil es entonces poner en práctica la teoría y no digamos cosas tan importantes como la empatía.
Esta semana, me quedo con esta historia. El caso de una madre que fue a inscribir a su hijo a un campamento de verano del ayuntamiento y amablemente le iba explicando a la persona que la atendía que su hijo tenía una discapacidad. Y en ese momento se rompió la armonía. Y la respuesta fue: "No se moleste, no hay personal para atender a su hijo. No va a disfrutar de esta actividad". Y no le dieron más alternativas. Sin más.
Está la aplicación real de la inclusión de la que tanto se alardea. Y lo que digo yo este domingo es que sí, nos falta un poco o mucho de empatía. Porque el derecho de un niño a divertirse debería estar por encima de esa desidia o la burocracia o las respuestas tipo, como la que le han dado a esta madre.
Que este domingo nadie se olvide de que en nuestro país se le ha negado a un niño, seguro que a muchos más, la oportunidad de divertirse y sentirse parte de este mundo. Porque lo son.
Hay más atrevidos que capaces, hay más domingueros de la inclusión y la conciliación y otras grandes conquistas de los que valen. Falta empatía. Lo digo sonriendo para ver si así nos entra mejor. Falta empatía de la ponerse en el domingo del otro y empatía de la de empatar en igualdad de condiciones.