Este domingo 31 de octubre comienza la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP26, organizada por el Reino Unido en colaboración con Italia. Tendrá lugar en Glasgow (Escocia) hasta el 12 de noviembre. 197 países se darán cita en esta Cumbre del Clima para intentar llegar a compromisos que permitan reducir las emisiones contaminantes y potenciar las energías renovables. Según el último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, si queremos limitar el aumento global de las temperaturas a 'solo' 1,5 grados, las emisiones deberían caer un 55% en la próxima década. Pero ¿estamos a tiempo? Reflexionamos sobre la efectividad de estas cumbres climáticas en la Cápsula del Tiempo de Por fin no es lunes, con Andrés Moraleda.
Y es que la historia de las cumbres del clima se puede resumir con el título de aquella comedia de Shakespeare: ‘Mucho ruido y pocas nueces’. Mucho palabreo, un tanto de postureo y pocos compromisos. Y encima, los que se han alcanzado, no se han cumplido. Porque aunque la primera cumbre climática se celebró en Berlín en 1995, no fue hasta la tercera COP, la de Kioto (Japón) en 1997, cuando se alcanzó un primer gran acuerdo: el Protocolo de Kioto. Con él, los países industrializados se comprometían a reducir un 5 por ciento sus emisiones entre 2008 y 2012.
¿Resultado? Pues de los 36 países que adoptaron el compromiso, solo 9 lo incumplieron (entre ellos España), pero países como Estados Unidos (que no ratificó el Protocolo) o China (que quedó exenta de aplicarlo), aumentaron sus emisiones, por lo que el balance total es bastante negativo. Por eso, 10 años después de Kioto, se sugirió que los acuerdos alcanzados en las cumbres climáticas fueran vinculantes jurídicamente. Y, con ese espíritu y para perfeccionar y ampliar el Protocolo de Kioto, comenzó la COP15 de Copenhague (Dinamarca) en 2009. De nuevo, Estados Unidos y China (entre otros) torpedearon el compromiso, que tuvo que esperar hasta 2015.
Del Acuerdo del Clima de París 2015 a la COP26 de Glasgow
El Acuerdo del Clima de París es, hasta la fecha, el mayor pacto climático. Con él, la comunidad internacional se comprometía a mantener el calentamiento global por debajo del límite de los 2 grados, con la vista puesta en no superar los 1,5 grados. Un acuerdo que debía ir cogiendo forma y entrar en vigor en 2020, pero que no recibió el impulso necesario en las sucesivas cumbres del clima, ni siquiera en la COP25, celebrada en Madrid en 2019. Pero 2020 fue el año de la pandemia y ahora, en Glasgow, toca cumplir con el Acuerdo de París, y ya vamos tarde.
Entonces la pregunta es: ¿Qué incidencia real tienen las cumbres climáticas? En la Cápsula del Tiempo se lo hemos preguntado a Tatiana Nuño, responsable de Energía y Cambio Climático de Greenpeace. ¿Y hasta qué punto esta COP26 servirá de algo para cumplir con esos objetivos marcados hace 6 años en París? Pues se lo hemos planteado a nuestra corresponsal en el Reino Unido, Celia Maza, que está cubriendo una Cumbre de Glasgow con muchos actores en el terreno climático, pero también geopolítico, ya que los líderes de Rusia y China no asistirán. ¿En qué queda entonces el compromiso con el cambio climático si dos de los países más industrializados del mundo no aparecen el a foto de la COP26?