El pasado jueves falleció Luis Roldán a los 78 años. El que fuera exdirector general de la Guardia Civil murió en el Hospital de San Juan de Dios de Zaragoza, donde permanecía ingresado desde hace varias semanas. Fue uno de los personajes más conocidos de la España de finales de los años 80 y principios de los 90, primero por su labor al frente de la Benemérita y después por protagonizar una fuga de película tras ser destaparse su corrupción al frente del instituto armado. Andrés Moraleda recuerda su ascenso y posterior caída en la Cápsula del Tiempo de Por fin no es lunes.
Diciembre de 1993: Luis Roldán, Director General de la Guardia Civil, es destituido de su cargo por sospechas sobre su patrimonio. Unos meses después, en abril de 1994, se fuga de España. Un bombazo y no solo por los hechos, que ya son graves, sino porque estamos hablando del que, por aquel entonces, era uno de los políticos mejor valorados de España.
Antes de ser nombrado director de la Guardia Civil en 1986, Luis Roldán había protagonizado un meteórico ascenso desde que, a mediados de los 70, se afiliara al Partido Socialista. En 1982, recién llegado Felipe González a la presidencia del Gobierno, Roldán se postula como delegado del Gobierno en Navarra. Un puesto que, en años durísimos de terrorismo etarra, había quedado vacante meses después de que ETA destruyera el despacho de su antecesor. Era un cargo que no quería casi nadie, pero a Roldán no le asustaba el reto. Era un tipo echado ‘palante’, que se presentaba como ingeniero, licenciado en Ciencias Empresariales y con un máster en Economía. Luego se descubrió que no había documentos que lo acreditaran. Pero a pesar de ello, su gestión al frente de la delegación de Gobierno en Navarra fue muy provechosa para él.
Luis Roldán iba para ministro de Interior antes de que se destapara todo
En Navarra, Luis Roldán se ganó fama de tipo duro y allí también cobró sus primeros sobresueldos procedentes de los fondos reservados del estado para la lucha contra el terrorismo. Con todo, su determinación le lleva a la dirección de la Guardia Civil, donde sigue mostrando mano dura frente al terrorismo, y donde sigue engordando su patrimonio a espaldas de una opinión pública que a principios de los 90 hasta le veía como futuro ministro de Interior. Pero a finales de 1993 explota la bomba informativa: El Diario 16 destapó que se había lucrado con fondos reservados del estado y con comisiones ilegales de, entre otras cosas, la remodelación de las casas cuartel de la Benemérita.
Fue un bombazo que hizo tambalearse al Gobierno, que le destituyó en diciembre de 1993. Y cuando una comisión en el Congreso de los Diputados se dispuso a investigarle unos meses después, Luis Roldán puso pies en polvorosa para mayor disgusto del ejecutivo. Supuestamente se escapó con unos cuantos millones y con una pila de documentos secretos del Estado. Desde entonces, se convirtió en el hombre más buscado de España.
A partir de aquí la historia se vuelve de película. Resulta que Roldán escapó a Oporto, desde donde marchó a París, donde estuvo escondido durante 10 meses. Allí llegó a dar una entrevista al diario El Mundo donde llegó a decir que solo tenía dos alternativas: “o pegarme un tiro o tirar de la manta”. Y tiró de la manta. El tiro se lo dio Francisco Paesa, un espía (del estilo comisario Villarejo) que trabajaba a muchas bandas y en aquella ocasión lo hacía, supuestamente, para Roldán, al que ayudó a escapar, y para el superministro de Interior y Justicia, Juan Alberto Belloch. O eso creían ellos. Paesa convenció a Roldán de que entregarse era la mejor opción, y así, en febrero de 1995, Luis Roldán fue detenido.
La detención y condena de Luis Roldán
Supuestamente, Luis Roldán fue detenido en Laos, cuyo gobierno negó que hubiese detenido a ningún español en su territorio. Supuestamente, todo fue una operación orquestada por Paesa, que, supuestamente, habría cobrado 1,8 millones del ministerio de Interior por organizar aquello y darle a Roldán un trato favorable, que no fue tanto.
Al final la condena fue a 31 años de prisión, de los que cumplió 15. Ya en libertad, Luis Roldán volvió a su Zaragoza natal, donde falleció el pasado jueves sin que todavía se sepa dónde está la mayor parte del botín, que ascendería a unos 10 millones de euros. Roldán siempre dijo que ese dinero lo tenía Francisco Paesa, el espía que, después de todo aquello, fingió su propia muerte y reapareció casi 10 años después. Pero esta, es otra historia.