El nueve veces campeón mundial de boxeo Manny Pacquiao ha hecho pública su intención de presentarse a la presidencia de Filipinas en 2022. Lo haría representando al Partido Democrático Filipino-Poder Popular, que actualmente está en el poder con el presidente del gobierno filipino Rodrigo Duterte (que quiere presentar a su hija, Sara, como candidata). No es el único famoso que ha decidido dar el salto a la política recientemente. El actor Matthew McConaughey (ganador del Oscar por ‘Dallas Buyers Club’) podría presentarse a gobernador de Texas (todavía no sabe si por el partido Demócrata o por el Republicano). ¿En qué ejemplos se podrían fijar Pacquiao o McConaughey?Andrés Moraleda hace un repaso de famosos metidos a políticos en la Cápsula del Tiempo de Por fin no es lunes.
El rapero Kanye West se postuló como candidato republicano a la Casa Blanca en las últimas elecciones. La actriz porno Cicciolina (Ilona Steller), fue diputada por el Partido Radical italiano. También en Italia, el cómico Beppe Grillo fundó el Movimiento 5 Estrellas (que tiene la llave de los gobiernos transalpinos desde 2018). En España esta tendencia se ha acentuado en los últimos años: Ciudadanos fichó a Toni Cantó (que antes estuvo en UPyD y ahora en el PP), a Felisuco y al Yoyas. El PSOE puso a Pepu Hernández como candidato a la Alcaldía de Madrid y fichó a Pedro Duque y Maxim Huerta como ministros. El PP ha tenido en sus filas a míticos deportistas como Ruth Beitia, Marta Domínguez o Abel Antón…
El paso por la política de los famosos suele ser fugaz, como en la mayoría de los casos mencionados, por eso, si Pacquiao o McConaughey, quieren triunfar deberían fijarse en, por ejemplo, el exfutbolista George Weah (actual presidente de Liberia), el culturista y actor Arnold Schwarzenegger (gobernador de California entre 2003 y 2011) o Ronald Reagan, que fue presidente de EEUU entre 1981 y 1989. También podrían fijarse en Clint Eastwood. O no.
Cuando Clint Eastwood fue alcalde de Carmel-by-the-sea
Igual a algún forajido se le cortó la digestión cuando en 1986 Clint Eastwood decidió presentarse a la alcaldía de Carmel-by-the-Sea, una exclusiva localidad californiana donde el actor residía desde principios de los años 50. Un pueblo costero del lejano oeste en el que, en vez de caballos y vaqueros, pasean famosos en sus lujosos deportivos. Un lugar tranquilo hasta que Clint Eastwood decidió presentarse a alcalde. Eastwood se enfrentó a la alcaldesa de Carmel-by-the-Sea desde hacía dos legislaturas, Charlotte Townsend. Que no veía claro lo de Eastwood: “Una ciudad pequeña no está preparada para políticas poderosas, para gente de las películas”, dijo.
Estamos a mediados de los 80 y Eastwood ya era toda una leyenda del cine tras sus incursiones en el western y papeles míticos como el de Harry el Sucio. El tipo duro de Hollywood se presentó con fuerza a la campaña electoral de Carmel-by-the-sea, con tácticas que rozaban la guerra sucia, y la alcaldesa contratacaba con frases como: “él actúa, yo trabajo”. Eastwood, que concurrió a la campaña electoral mientras rodaba ‘El sargento de hierro’, acaparó toda la atención mediática de aquellas elecciones y el 8 de abril de 1986 ganó por goleada.
Eastwood salió elegido alcalde de Carmel-by-the-sea con el 72% de los votos. Una rotunda mayoría absoluta que le permitía hacer y deshacer a su antojo. ¿Y cuáles eran sus políticas? Aunque es bien sabido que Clint Eastwood es un devoto republicano, no se presentó por el partido conservador a las elecciones de Carmel-by-the-sea, sino como candidato independiente. Sus políticas estaban dirigidas a mejorar las infraestructuras públicas, a construir un balneario y unas escaleras para bajar a la playa, ampliar la biblioteca pública… ¿Pero sabes cuál fue su medida más recordada? Permitir los helados de cucurucho.
Resulta que en Carmel-by-the-sea había una ordenanza municipal que prohibía comer helados de cucurucho en la vía pública para evitar que las calles se mancharan de las bolas que se caían. También había otra que obligaba a tener un permiso especial para llevar tacones (para evitar las demandas por tropezar en la acera). Y es que hay quien dijo que Eastwood ganó las elecciones, además de por su fama, por la promesa de recuperar los helados de cucurucho para Carmel-by-the-sea. También dicen que apenas ejerció de alcalde, pues se pasó más tiempo rodando películas que en el ayuntamiento. Quizás por eso, a los dos años (en 1988) decidió dejar el cargo y como dijo su rival en las elecciones: “Ganó, estuvo una legislatura, se fue y la vida continuó en Carmel”.