Todo lo que estamos leyendo y escuchando estos días sobre la crisis en Ucrania, las declaraciones de Vladimir Putin, de Joe Biden… recuerdan mucho a la tensión que se vivía en tiempos de la Guerra Fría. Incluso hace unas semanas, Sergei Ryabkov, viceministro de Relaciones Exteriores ruso, comparó lo que se está viviendo hoy en la frontera ucraniana con la Crisis de los Misiles cubanos de 1962. ¿Son comparables estos dos episodios? Evidentemente ya no es un conflicto entre Estados Unidos y la Unión Soviética, sino entre la OTAN y la Federación Rusa, pero hay puntos en común que Andrés Moraleda recuerda en la Cápsula del Tiempo de Por fin no es lunes.
La Crisis de los Misiles fue, seguramente, el episodio más tenso de la Guerra Fría, que hace 60 años casi desembocó en una guerra nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética. El 22 de octubre de 1962, John Fitzgerald Kennedy, presidente de los Estados Unidos de América, hacía público que una semana antes un avión espía estadounidense había fotografiado una instalación militar en Cuba. Allí había rampas de lanzamiento para misiles nucleares de fabricación soviética. La Guerra Fría se trasladaba por primera vez a las puertas de Norteamérica, a tan solo 90 millas de su territorio.
Desde el triunfo de la Revolución Cubana en 1959 la tensión era creciente. En 1961, Kennedy intentó invadir Cuba a través de un desembarco de disidentes entrenados por la CIA en Bahía de Cochinos. La operación fue un fracaso, pero entonces Estados Unidos puso en marcha la Operación Mangosta, para hacer caer al régimen de Fidel Castro a través de la guerra económica y de otras operaciones militares encubiertas. En estas, que la Unión Soviética apareció por allí para socorrer al dictador cubano, y su líder Nikita Kruschev, aprovechó la coyuntura para instalar allí misiles de alcance medio en respuesta a los que Estados Unidos tenía en Turquía y la República Federal Alemana.
¿Qué ocurrió durante la Crisis de los Misiles?
Mientras que Estados Unidos aplicaba el bloqueo naval a la isla, en el Pentágono no eran pocas las voces que pedían utilizar la fuerza para resolver el conflicto. No era esa la posición del hermano del presidente, Robert Kennedy, que abogó por una vía de diálogo con la Unión Soviética. Una estrategia que el presidente asumió. Pero a pesar de los intentos de diálogo, la situación era muy tensa. En las bases militares norteamericanas todo se disponía para la guerra, y de cara al público, ni Kruschev ni Castro cedían.
Mientras los representantes de ambas potencias se enzarzaban en la sede de Naciones Unidas Kruschev le hizo llegar a Kennedy una oferta: retirarían los misiles de Cuba si Estados Unidos hacía lo propio con los que tenían los norteamericanos en Turquía. También les pidieron que se comprometieran a no invadir isla. Pero con la propuesta en la mesa, llega la noticia de que un avión estadounidense ha sido derribado en Cuba. La guerra era inminente, pero gracias al empeño de Robert Kennedy y del embajador soviético Anatoli Dobrynin se llegó a un acuerdo. Un acuerdo sin fotos ni grandes discursos, solo el alivio que supuso aquel final tras 13 días en los que el mundo contuvo el aliento ante una inminente guerra nuclear.