Ahora que el liderazgo de la derecha en España está más discutido que una comida familiar con tu tío el ‘antivacunas’, Andrés Moraleda recuerda en la Cápsula del Tiempo de Por fin no es lunes al hombre que dio forma a este espacio electoral y sociológico en nuestro país tras la muerte del dictador Franco: Manuel Fraga Iribarne. Un político sin el que es imposible entender nuestro país en los últimos 60 años. Que fue clave en los años del desarrollismo, que fue padre de la constitución, que sentó las bases de lo que es hoy el Partido Popular y que fue uno de los presidentes regionales más longevos del mundo. Un personajazo que murió hace 10 años, el 15 de enero de 2012.
Este catedrático de Derecho, natural de Villalba (Lugo), tuvo tantos cargos e hizo tantas cosas durante su trayectoria política, que es casi imposible resumirlo. Fue en su etapa de Ministro de Información y Turismo, en los años 60, cuando Manuel Fraga se dio a conocer. En estos años le dio tiempo para todo además de inaugurar Paradores por toda España y de bañarse en Palomares. Acuñó el eslógan de ‘Spain is different’, impulsó una Ley de Prensa e Imprenta que eliminó la censura previa y que provocó la aparición de revistas y publicaciones que no pertenecían a la prensa del Movimiento.
Pero que no hubiera censura previa no significa que no hubiera control por parte de Fraga, y en sus años al frente del ministerio se produjo la dimisión de Miguel Delibes como director del diario El Norte de Castilla, el secuestro del diario ABC o el cierre del Diario Madrid. Y aunque Fraga era uno de los principales representantes del ‘sector reformista’ del régimen, no hay que olvidar que entre sus labores también estaba la de defender públicamente las acciones del régimen, como el fusilamiento del dirigente comunista Julián Grimau en 1963.
Manuel Fraga pasó de ser cara visible del franquismo a uno de los defensores de la Constitución
En los últimos años del franquismo, Fraga fue embajador en Londres y volvió tras la muerte del dictador para hacerse cargo de la vicepresidencia y el ministerio de Gobernación (lo que hoy sería Interior) en el gobierno de Arias Navarro. En esta época acuñó la frase “la calle es mía” y trató con mano dura las manifestaciones de la oposición y la sociedad civil en los primeros años de la Transición. Pero, por otra parte, en esta época se reunió con líderes de la oposición al régimen y fue uno de los padres de la Constitución Española ya como líder de Alianza Popular, una federación de fuerzas de derecha partidarias del proceso democrático.
Tal fue su empeño en que el franquismo político y sociológico normalizara el proceso democrático y la reconciliación, que presentó a Santiago Carrillo, líder del recientemente legalizado Partido Comunista de España, en el Club Siglo XXI. Por aquel momento, los españoles eligieron a la UCD de Adolfo Suárez para hacer la transición y no a la Alianza Popular de Fraga. Luego vinieron los años de Felipe González, y el gallego se convirtió en líder de la oposición, y tras un breve paso por el Parlamento Europeo volvió a su tierra, a Galicia, donde gobernó ininterrumpidamente desde 1990 a 2005. Una etapa en la que incluso hizo migas con Fidel Castro.
En sus últimos años al frente de la Xunta fue muy criticado por su gestión al frente de la crisis del Prestige. En 2005, ya muy desgastado, perdió el gobierno y siguió dedicado a la política y a la actividad intelectual, hasta que el 15 de enero de 2012, a los 89 años, falleció. Manuel Fraga fue un personaje imprescindible del franquismo y la democracia, con sus luces y sus sombras.