Esta vez nos desplazamos hasta Santa Eulalia de Gállego, un pequeño pueblo de Zaragoza y que se sitúa a unos 420 kilómetros de Madrid. Se trata del municipio más aislado de la Península. Durante 4 semanas permanecerá prácticamente confinado.
El motivo es la reparación del puente de hierro que cruza el río Gállego y da acceso a la localidad. Pero, ¿qué pasará si hay alguna emergencia estos días? ¿Qué camino tendrán que tomar los niños para llegar al colegio o los ancianos para acudir al centro de salud? La alternativa al paso peatonal es un rodeo de casi 100 kilómetros al pueblo vecino.
José Antonio Casaucau, alcalde del municipio, explica lo sucedido: “Es un puente que ha estado muy abandonado, con un mantenimiento prácticamente nulo”. Además, cuenta que este autoconfinamiento afectara a 70 personas que viven allí de manera habitual, aunque cuenta con un total de 110 censados. “Es un pueblo muy dinámico, la población es bastante joven, con agricultores de 25 años. También hay matrimonios con niños en edad escolar”, añade el alcalde.
Ante esta situación, el alcalde afirma que algunos de los vecinos se han marchado por un tiempo de la localidad, sobre todo aquellos que tienen un riesgo mayor. Asimismo, declara que se han planificado muchos detalles por si surge algún contratiempo: “Hemos analizado nuestras debilidades o aquello que nos puede generar algún tipo de conflicto”.
Incluso han comprado un desfibrilador y han realizado un curso a los vecinos por si surgiese una urgencia durante esas semanas.
Antonio Morlans, vecino del pueblo cuenta cuál es su mayor preocupación: “Lo que peor veo es hubiese una enfermedad grave, un infarto. Si pasa por el día puede venir un helicóptero, pero por la noche es más complicado”.