El pasado lunes, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, publicó un mensaje en su cuenta de Twitter en el que advertía de la posibilidad de que Rusia pudiera llevar a cabo actividades "cibernéticas maliciosas" contra el país: "Hoy, reitero esas advertencias basadas en información de que el Gobierno ruso está explorando opciones para posibles ciberataques", decía el tuit.
El mensaje del máximo mandatario estadounidense pone de relieve la cada vez mayor preocupación que existe entre los expertos ante el riesgo de una cadena de ataques cibernéticos que podrían afectar gravemente al sistema. Una de ellos es Yolanda Quintana, periodista especializada en internet y movimientos sociales, coordinadora de la Plataforma por la Libertad de Información, además de autora de los libros 'Ciberactivismo' y 'Ciberguerra'.
¿Qué es una ciberguerra y cuándo se produce?
Una ciberguerra es el ataque que se da por medios tecnológicos con el objetivo de invadir las redes informáticas del enemigo y causarle algún perjuicio. Generalmente, se produce en momentos de tensión, de 'guerra fría' y no tanto cuando hay una guerra abierta como es el caso de Rusia y Ucrania.
"Tiene las mismas finalidades que una guerra convencional, es decir, conseguir mediante la agresión un avance geoestratégico", explica Quintana, y "la diferencia es que en lugar de producirse por tierra, mar o aire, se produce en el ciberespacio, en el ámbito digital, de lo que hoy en día depende cualquier servicio que utilizamos durante nuestro día". Siempre que el ataque no tenga una finalidad económica (ciberdelincuencia), sino el avance geoestratégico, estamos hablando de un ataque de ciberguerra.
¿Qué importancia se le da a la ciberguerra?
Rusia llevaba varios años atacando a Ucrania antes de la invasión del pasado mes de febrero. Por tanto, no es nuevo que este tipo de ataques suponen la primera amenaza para la seguridad informática de cualquier ciudadano, según ha explicado en varias ocasiones el CNI en sus informes anuales sobre ciberseguridad en España: "Hace años que advierte de que los principales riesgos no son los ciberdelincuentes, sino otras actividades ofensivas de los estados en el ciberespacio".
En enero, un mes antes de la invasión física, se produjeron ataques continuados en cadena. Se habían caído páginas web del estado y habían sido víctimas de ataques de negación de servicio que es "cuando muchas se hacen muchas peticiones de visitas contra una web haciendo que no funcione". Esto se produjo en enero de una manera intensiva. Pero a Ucrania "siempre se le ha llamado el laboratorio de la ciberguerra para Rusia porque desde 2013 ha sufrido ciberataques pioneros a su sistema de armamento, electoral, incluso produciendo un apagón afectando al suministro eléctrico".
¿Por qué desaparecieron los ciberataques tras la invasión a Ucrania?
La procedencia de los ciberataques es complicada de demostrar porque no van firmados, sino que se averigua por deducción. Aunque Rusia lo negaba, todas las evidencias apuntaban a esa teoría. Esa es una de las "ventajas" de la ciberguerra: los ataques van camuflados, motivo por el que se pueden producir ataques sin producir un conflicto diplomático.
Al comenzar una invasión como la de Rusia a Ucrania, ya no necesitas ese camuflaje y un ataque físico es más "directo y rápido", por ejemplo, "si quieres producir un daño en una central eléctrica, se puede arrojar sobre ella un arma física en lugar de intentar un ataque informático y conseguir el mismo resultado".
Sin embargo, en el caso de Ucrania, sí sigue atacando a Rusia porque la fuerza militar que poseen en inferior a la rusa: "Organizan ciberataques desde el Gobierno ucraniano y con simpatizantes, como Anonymous".
¿Cómo afectaría a los civiles un ciberataque?
"En todo, porque un ciberataque puede dejarte sin transporte, sin trabajo, sin dinero ni posibilidad de sacarlo, sin sanidad", afirma.