Punta Norte: Hace más calor en el cielo que en el infierno
Para llegar a la respuesta se trataría de hacer una combinación un tanto extraña, porque requiere de una mezcla que no es frecuente. Para alcanzar esa respuesta habría que manejarse con parámetros científicos pero partiendo de proyecciones que quedaron escritas en el ámbito de la fe como son los textos bíblicos.
Vivimos una situación inaudita que trastoca nuestra realidad, en la que casi todo lo que conocíamos ha quedado volteado. Y con ese estado emocional -pues, claro- rara es la semana en la que en alguna conversación no se menciona el apocalipsis. Y muchos lo hacen sin saber que el Apocalipsis es un libro.
Antes, hemos de dedicar unos minutos a la sensación de tragedia definitiva como estado emocional en el que andamos sin poder caminar. Es una sensación a la que se llega por los días tan dolorosos y excepcionales que estamos viviendo. Le he leído esta semana a la socióloga israelí Eva Illouz que vivimos un estado de miedo único que la sociedad moderna nunca antes experimentó.
Es una situación inaudita que trastoca nuestra realidad en la que casi todo lo que conocíamos ha quedado volteado. Y con ese estado emocional rara es la semana en la que en alguna conversación no se menciona el apocalipsis. Y muchos lo hacen sin saber que el Apocalipsis es un libro.
Ha habido quien ha considerado que el Apocalipsis transcurrirá ante nuestros ojos, fíjate, con aterradoras y novedosas plagas, con desastres naturales, con dementes exterminadores. Otros, en cambio, consideran que las escrituras no deben ser tomadas de un modo tan literal porque están repletas de simbolismos.
Según el libro del Apocalipsis de San Juan, en el capítulo 21, en el versículo 8, se cuenta que el infierno contiene un lago de fuego y azufre. Es la que podemos entender cómo consideración bíblica de cómo es el averno, tomada por la fe como texto sagrado. Y en función de esa descripción hecha con renglones bíblicos, desde ahí procuramos movernos a los parámetros de la ciencia nos encontramos con que el azufre sólo se mantiene líquido hasta unos 444º centígrados.
Sin dejar la Biblia, sin apartarnos de ella. Isaias, en el capítulo 30, versículo 26, dice lo siguiente: "Y la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol siete veces mayor, como la luz de siete días". Bien, ésto qué quiere decir.
Vamos a tratar de explicarlo lo más sencillamente que logremos. En función de lo que dice el pasaje bíblico, podemos entender que el cielo recibe de la Luna tanta radiación como la que la Tierra recibe del Sol y, además, siete veces siete, es decir, 49 veces más. 49 veces más a la que la Tierra recibe del Sol. Ese galimatías, que parece parte de un enigmático trabalenguas, explicaría que -en función de las enseñanzas bíblicas-… explicaría que sobre el cielo incide cincuenta veces la radiación térmica que recibe la Tierra.