En Por fin no es lunes Pablo Pombo nos cuenta qué nos trae esta primera semana de verano. Nos trae la memoria. No sólo la del pasado porque empiezan las vacaciones de los críos, también el recuerdo del presente. La guerra de Ucrania que teníamos olvidada aterriza en Madrid con la cumbre de la OTAN. Se hablará mucho de lo imposible que estará la capital. El mundo va a cambiar con esta cumbre que tendrá repercusiones geopolíticas importantes. Algunas no las sabremos ahora y otras claves sí se despejarán.
El nuevo frente de Kaliningrado que puede tener la guerra, más allá de Ucrania. Por ejemplo, la posición de Turquía respecto a la entrada de Finlandia y Suecia. Por ejemplo, el flanco Sur donde España es frontera y los problemas van a crecer más allá de las migraciones porque el hambre apretará pronto todavía más. Tendremos a Biden con Sánchez el martes, después del Rey. Y tendremos algo de contestación social, poca, amplificada por los medios. Confío en que la cumbre saldrá bien.
¿Cómo serán este año las vacaciones?
Nos acercaremos a ellas, según se aprueba el decreto de medidas contra la guerra, de nuevo no habrá consenso con la oposición y habrá competición en la coalición en lugar de cooperación. Pero el verano llega y nos trae una sonrisa y muchas ganas. Muchas ganas pero también bastante preocupación por el bolsillo. Nos van a salir más caras y lo sabemos. Siete de cada diez restaurantes subirán los precios. Los hoteles serán un 25% más caros esta temporada, así que no serán unas vacaciones a lo loco, tipo felices años veinte como soñábamos cuando la pandemia. Serán buenas en términos de economía macro gracias a los guiris.
Las familias españolas van a echar muchos números. Muchas, muchísimas, las harán más cortas de lo que tenían previsto, muchas veces se pedirá un refresco para que lo compartan los dos hijos y ahorrar un poquito. Y volverá a haber mucho pueblo, los españoles llenaremos de nuevo la España vaciada.