Pablo Pombo comparte tres villancicos de los de siempre, los de toda la vida, los populares, aquellos en los que está la infancia que hemos vivido y que pertenecen a la España que queremos olvidar porque los españoles "preferimos dárnoslas de nuevos ricos, de país cool y molón" cuando lo cierto es que nuestras navidades eran de brasero y fuerte sentido de conjunto y sentimiento de comunidad.
"Lo estamos perdiendo por descuidarnos y renegarnos. Y eso se nos nota cuando escuchamos a Mariah Carey en lugar de ponerla en búsqueda y captura, que es lo que se merece. Mariah Carey, persona non grata y viva la Niña de la Puebla. Viva la Navidad de verdad", afirma.
¿Con qué animo terminamos 2021?
Con una irreductible búsqueda de la alegría. Incluso en los momentos más ásperos, España siempre busca la sonrisa. Se tienta a sí misma para encontrar algún resquicio a la comedia, a la felicidad, a la fiesta y a la levedad. Terminamos preocupados por la pandemia, pero haciendo lo correcto, autogestionándonos porque el Gobierno tampoco quiere desgastarse en esta ola y ya van seis.
Terminamos empobrecidos como país, con un serio deterioro de las clases medias, con las previsiones económicas oficiales rotas a la baja, adelantados en las últimas semanas por Estonia, una nación que no sabemos poner en el mapa. Terminamos suspendiendo a los políticos, con una crisis de liderazgo seria en los principales partidos. Hartos de unos políticos que todo lo enredan y nada resuelven.
