Hoy Judith nos ha hablado de los juegos a los que se prestan los idiomas. Uno de los juegos más famosos que hay es hacer palíndromos. Por si alguien no conoce esta palabra, un palíndromo es una expresión capicúa, es decir, que lee igual de derecha a izquierda que de izquierda a derecha.
Un ejemplo es “Dábale arroz a la zorra el abad”. Si os fijáis, podemos ir leyendo exactamente igual en sentido contrario, ese "el abad" ya es “dábale” si empezamos la palabra por la de final y zorra es arroz leída al revés.
Algunos palíndromos más cortitos, y que le gustan a Judith, son “luz azul” o “yo hago yoga hoy”. El palíndromo más largo del mundo es del escritor francés Georges Perec, tiene 1300 palabras, es una novela que publicó en 1969 y que puede empezarse por el principio del libro, pero también por el final.
Si a alguien le gustan especialmente estos juegos de palabras que sepa que los palindromistas tienen su propio club internacional y una web en la que divulgan y comentan sus hallazgos y creaciones.
Aunque no siempre caigamos en ello, hay muchas palabras cotidianas a las que les pasa esto, sucede con "Ana", el nombre propio, y con otras voces como "oso". Claro, cuando la palabra es pequeñita es más fácil. Pero es bonito cuando sucede con palabras más largas: con cinco letras, "seres" se lee exactamente igual de derecha a izquierda que de izquierda a derecha. A "radar" o a "somos" les pasa igual, podemos darle la vuelta a la hoja y encontraríamos el mismo término. Y con 9 letras, tremendamente meritorio, tenemos "sometemos" y "reconocer".
El origen de la palabra palíndromo es griego y significa que corre a la inversa, en el otro sentido. Referido a los números, sin embargo, empleamos la voz capicúa que es, por cierto, un préstamo del catalán, de la expresión cap i cua, literalmente, ‘cabeza y cola’; los dos extremos del guarismo.
También con raíz griega tenemos otra palabra que designa a otro de estos juegos, los pangramas: Enunciados que tienen todas las letras de una lengua y que son tanto más selectos cuantas menos repeticiones de letras tengan. “Le gustaba cenar un exquisito sándwich de jamón con zumo de piña y vodka frío” es no solo un menú peculiar sino también una oración que contiene, en efecto, todas las letras de nuestra lengua. Saberse alguna frase de estas siempre es útil cuando se quiere probar la legibilidad de una tipografía, ya que basta con escribirla para ver todo nuestro arsenal.
Una variante de los lipogramas es usar una sola vocal a la hora de hablar, algo que hemos hecho todos cuando éramos niños. En estos textos se omite deliberadamente una determinada letra o un grupo de ellas.
Algunas palabras que sólo usan una vocal son: “Ana” (con tres letras) “acta” (con cuatro letras); “agraz” (con cinco); “abraza” (con 6); “aclaman” (con siete) o “achaflanarlas” (con trece letras).
En el lado contrario, palabras como “aburrimiento”, “aceitunero” o “acentuación” contienen todas las vocales. Y hasta palabras que son anagramas como “nacionalista” y “altisonancia”, que tienen exactamente las mismas letras, solo que colocadas de distinta manera.