Las lenguas sirven para comunicarse, para transmitir los conocimientos, asegura la superviviencia, etc. Eso está muy bien, pero también sirve para marujear y cotillear.
"¿Qué está pasando por esa cueva? ¿Cómo te has hecho ese taparrabos tan mono? ¿Igual con la caza de hoy hacen barbacoa?". Siempre nos hemos reunido al calor de las hogueras para contar historias, incluso, historias sobre los demás, reales o ficticias. El cotilleo debe ser tan antiguo como la misma humanidad.