El 25 de diciembre es el día del nacimiento de Jesús de Nazareth, según la tradición. Claro, que en estas cuestiones la precisión del calendario flaquea. Porque en dos milenios y pico ha dado tiempo a cambiar mucho la manera en que se mide el tiempo. Y hasta el mismísimo Isaac Newton fue víctima de ello.
Resulta que el bebé fue registrado cuatro días antes de nacer, un 25 de diciembre de 1642. ¿Cómo es posible? ¿Fue un milagro de la Navidad? Pues estas cosas parece que les estuvieran reservadas a los dioses. Y Newton fue un poco un Dios, un mesías en la época. Un revolucionario a la altura de Jesús, pero en el terreno científico. Porque no fundó una iglesia, pero casi. Fundó la ciencia moderna a partir de un misterio, desde luego. Y con leyenda y libro sagrado incluidos.
Vamos por partes. Newton nace un 25 de diciembre. Cierto. Pero vamos con el misterio. Newton resulta que nació realmente en 1643. Un 4 de enero. O sea, tres días antes de registrarse en Kensington. ¿Por qué? Porque Europa, en aquellos años, usaba dos calendarios. El juliano y el gregoriano.
El juliano era por el que se había regido el continente desde los romanos. Y ahí, sí, era 25 de diciembre. Pero el papa Gregorio cambió todo en 1582. Astrónomos y Vaticano llegan al acuerdo de que había que cargarse unos cuantos días del año y montar un nuevo calendario. Y en el calendario gregoriano, que es básicamente el que tenemos hoy a nivel universal, Newton iba a nacer el 4 de enero.