Hemos podido ver una rosquilla naranja muy parecida a otra, la que presentaron en 2019 y que era de otro agujero negro llamado M87*. Así que, confirmamos: los agujeros negros son como los de los dónuts.
Son las aspiradoras del cosmos, que se tragan todo cuanto se les acerca. Y no ha sido una sorpresa para la astronomía pero sí para la ingeniería y los big data.
Llamado Sagitario A*,se planteó como algo teórico en 1974 por los astrónomos Bruce Balick y Robert Hanbury Brown. Y ahí se quedó la cosa hasta 2002, cuando Rainer Schödel vio algo raro en el centro de la Vía Láctea. Resultaba que una estrella llamada S2 se movía de manera acelerada, como si hubiera algo que la estuviera meneando, como si alguien te agarra y te pone a bailar swing. Ese "algo" tenía que ser un agujero negro.
Y el reto de ese hallazgo ha sido cómo hacer una "foto" ya que ese agujero negro se traga hasta la luz. Pero para ello se ha utilizado radiotelescopios e interferómetros que son capaces de captar señales de objetos celestes que vibran un poco o mucho más rápido que la luz visible. Ondas más cortas y energéticas como los rayos X o más débiles y largas. Como las de radio, las microondas o las infrarrojas.
Lo que podemos "ver" de Sagitario A* está a 27.000 años luz. O sea que lo que acabamos de ver ocurrió hace 27 milenios de año. Y no es sino lo que sucedía por aquel tiempo alrededor del propio agujero. La luz que sí consigue escapar de sus fauces. "Se forma un remolino, como cónico, mientras se traga el agua. Lo que veríamos en el agujero sería como un resplandor de la espuma del jabón justo en el borde del remolino. No la tubería del desagüe, que es oscura. La espuma que se acumula ahí sería como la materia que está el borde del agujero negro, gas y plasma, girando a enorme velocidad, que no termina de tragarse Sagitario A*. Eso es lo que hemos fotografiado."
Uno de los varios españoles que han participado en el Consorcio del Telescopio del Horizonte de Sucesos esJosé Luis Gómez, del Instituto de Astrofísica de Andalucía-CSIC. Nos ha contado que el trabajo de años se ha visto recompensado con el hallazgo citado ya que ha sido como "hacerle una foto a un niño que corre en la noche". La red de telescopios que han utilizado son tan avanzados que podrían llegar a detectar el pelo de un astronauta en la luna.