Desde el punto de vista biológico, explica América Valenzuela, "el gusto sirve para distinguir entre alimento y veneno". Cuando comemos algo no estamos simplemente haciendo uso de la lengua, sino que es una experiencia más compleja que tiene mucho de mental y de fusión de sentidos.
Por ello, entra en juego la vista, el oído, el tacto y hasta la memoria. Antes de meternos en la boca un alimento ya estamos degustándolo con la memoria, ya que recordamos cómo nos gustó ese alimento anteriormente.
Además la colaboradora nos cuenta que una serie de curiosidades como que los delfines y los gatos no pueden saborear, que es cierto aquello de que los tomates de hoy en día no saben a nada y nos explica qué es eso de losreceptores gustativos que se encuentran en los testículos.