Las plantas también sienten, no como los humanos o los animales, pero lo hacen a su manera y unos investigadores de Singapur lo han demostrado. Esta semana han presentado un dispositivo portátil que mide el estrés de las plantas por calor y frío, el estrés por riegos muy salinos y el estrés por falta de luz.
A través de unchip que se pega a las hojas y conectada a una especie de ordenador se puede conocer el diagnóstico temprano y el monitoreo en tiempo real de la salud de las plantas allá donde crecen.
Si pensamos en nuestra infancia, podemos sentir que estos fueron unos años que pasaron muy deprisa. Más incluso que la edad adulta, donde parece que el tiempo se nos escapa de las manos.
Esto se debe a que cuando somos bebés nuestro organismo va a toda velocidad, sobre todo el cerebro que produce millones de neuronas. Y es esta misma velocidad la que degrada la información no esencial.