Laia Ribas, investigadora del CSIC en el Instituto de Ciencias del Mar, lleva unas dos décadas trabajando con la acuicultura sostenible. Hace tres, comenzó a interesarse por la cría de peces en Marte. Porque, ¿de qué otra forma se podría conseguir una proteína animal sencilla y llena de ácidos grasos? Ribas es una de las miembros de la misión Hypatia.
Su proyecto se llama Acuicultura en Marte. Nació hace tres años, cuando la invitaron a participar en el diseño de una ciudad marciana para un concurso de la Mars Society. Esa ciudad soñada tenía unmillón de habitantes, nada menos, le pusieron de nombre Nüwa y a ella se le ocurrió que no le vendría mal tener pescaderías.
¿Relación entre Marte y el agua?
Hace 4.500 millones de años, Marte estuvo cubierto por mares y océanos que han dejado su huella en forma de cuencas y playas secas. Ahora no se trata de rellenarlos, sino de practicar la acuicultura. Ribas sugirió, en aquel proyecto, criar peces en enormes tanques y terminaron montando una cadena de restaurantes de sushi marciano, era solo un proyecto.
Puesta en marcha
En dos semanas no va a dar tiempo a hacer mucho sushi pero, en Utah, van a estudiar cómo la falta de gravedad puede dejar su huella en el ADN de los peces cebra. El punto importante es que generar microgravedad en la Tierra es muy complicado, por lo que el estudio se hará con hipergravedad, es decir, alterando la gravedad de los peces en el laboratorio para que sea tres veces mayor que en la Tierra.
A su vez, el estudio puede dar pistas de cómo la alteración de la gravedad afecta a la larga a las personas y, de paso, dar también pistas de cómo de viable sería la acuicultura marciana o en lugares extremos. Esto goza de una gran importancia porque se estima que en 2050 no habrá suficientes peces en la Tierra para abastecer a la población mundial. Estos experimentos también nos acercan a modelos de acuicultura sostenible e insostenibles.
Energía en Marte
Si abandonamos los combustibles fósiles, como nos pide la ciencia del clima, tendremos que multiplicar nuestra generación fotovoltaica, y el espacio es un buen modelo donde fijarnos, porque muchísimas cosas funcionan sin ningún problema con placas solares.
Neus Sabaté es la exploradora y científica encargada de de este proyecto de baterías basadas en hierro, que está muy presente en Marte, por eso es rojo. Lo de las baterías es fundamental porque los róveres o robots de exploración que hemos mandado hasta ahora sólo funcionaban de día y cuando no había tormentas de polvo. Por eso hay que contar con más y mejores baterías, y a ello se va a poner Sabaté en ese Marte simulado porque también hay que hacer funcionar el resto de experimentos, como el del ADN de los peces.
También a probar una botella marciana con un tapón que ha diseñado otra de las tripulantes de Hypatia I que tiene una placa solar y dos luces: una ultravioleta que se utiliza para esterilizar el agua y otra led para iluminar. Lo de esterilizar el agua es importante porque es verdad que en Marte no vive nada, pero tampoco queremos llevar vida de la Tierraque no le corresponda ni contagiar a los peces de nada.
Simulación espacial
En Utah van a simular ser astronautas y, por ello, sólo será posible una comunicación al día para enviar datos, ya que en Marte no vale el Skype en tiempo real porque la señal tarda en llegar varios minutos. Es por ello que no se puede establecer una conversación con alguien para charlar o chatear en tiempo real.
