No se puede negarque los plaguicidas son dañinos, pero aún los necesitamos. En Por fin no es lunes, nuestro divulgador científico, Mario Viciosa nos explica que la Comisión Europea dijo no a los plaguicidas en 2022 y puso en la mesa una hoja de ruta para reducir su uso un 50% para el final de esta década. Europa reconocía que las normas actuales son muy laxas con los pesticidas y su aplicación es muy desigual. También reconocía entonces que los plaguicidas contaminan el agua, la tierra y hasta algunas personas. Pero este pasado martes, con media Europa con los tractores en la calle, la Comisión se echaba atrás en su plan de los pesticidas. Así pues, ¿qué dice la ciencia actual sobre estas sustancias que, por otro lado, nos permiten cultivos más eficientes, sanos y, en última instancia, alimentar a todo el mundo a un precio razonable? ¿O no está ocurriendo esto?
No se puede negar que los plaguicidas desempeñan un papel importante en la producción de alimentos. Protegen o aumentan el rendimiento, y pueden aumentar el número de veces al año que se puede plantar un cultivo en la misma tierra. Pero también los plaguicidas son potencialmente tóxicos para los seres humanos y pueden tener efectos agudos y crónicos en la salud de las personas, dependiendo de la cantidad y la forma de exposición. Tampoco se puede negar que algunos de los plaguicidas más antiguos y menos costosos pueden permanecer durante años en el suelo y el agua.
Este equilibrio entre beneficios y riesgos se supone que lo garantizan las agencias reguladoras. En nuestro caso, el de Europa, la EFSA. Hacen y revisan estudios científicos y emiten sus dictámenes. Luego, los políticos, en el Europarlamento y la Comisión, hacen los reglamentos. La EFSA se estaba poniendo dura en los últimos años. Porque no se puede negar que cada vez hay más evidencia sobre los efectos de herbicidas y fungicidas, sobre todo, en la contaminación de cauces de agua y en los insectos, sobre todo, polinizadores. Pero en esta ecuación hay un problema añadido para la agricultura: el cambio climático.
El caso es que éste es un asunto muy polarizado. Y hay equipos científicos que confían en los estudios de seguridad de la EFSA y otros que creen que se quedan cortísimos porque una cosa es la teoría y otra la exposición real. No olvidemos que importamos productos a los que exigimos menos regulación.