Exabrupto; dice ser de aquel vocablo malsonante utilizado en muchas ocasiones para ofender, dañar, molestar o meter el dedo en la llaga. También se define como aquello que soltamos sutilmente por la boquita cuando, por ejemplo, nos damos un toquetazo con la mesa en el dedo meñique.
A todos nos gusta soltar exabruptos en situaciones determinadas y quien diga que no, no es más educado sino menos rico en palabras. Y no solo nos gusta, sino que favorece a que el cortisol haga su función de manera adecuada en situaciones que nos sacan de quicio. Vamos, que nos desahoguemos a gusto.
Esto es lo que nos cuenta el autor de Mecagüen, Sergio Parra, en el libro que escribió cual tragavirotes para que, con más fundamento que broma, nos queden claros los orígenes de lo soez, lo obsceno e insultar con criterio y sin eufemismos. Porque seamos serios, para espetar un eufemismo mejor insulte, así lo concibe Sergio Parra que cree feacientemente que los eufemimos no son más que "disfraces de la mente".
Es probable que en las siguientes líneas descubras el exabrupto con el que más te identificas. Mientras tratas de averiguarlo, te proponemos un ejercicio divertido ampliable a las 254 páginas de Mecagüen, además ilustradas magistralmente por Malagón. Toma nota:
BALDRAGAS – Flojo, sin batería.
CAGALINDES – Cobarde.
PETIMETRE – Que se preocupa mucho de mantener la compostura, como el actual postureo.
CARCUNDA – Retrógrado.
ESTAFERMO – Embobado, empanado.
ZURCEFRENILLOS – Insensato.
MANGURRIÁN - Poco civilizado.
ZURUMBÁTICO – Atontado.
MAMERTO – Tonto.
BERZOTAS – Ignorante.
En ‘Por Fin No Es Lunes’, Jaime Cantizano revisa con Sergio Parra el minidiccionario de los tacos que, entre otros, recoge los mejores exabruptos del Siglo de Oro.