El repaseo es un arte. El de horrorizarse de lo humano y tecnoalegrarse del voto ajeno en propia puerta. Está la España decente, la indigenista y la de los chanchullos. "Las chanchungueiras", "el indigenismo", "y caminamos frente a una España más igual y con un trabajo más decente y más digno", "es una auténtica vergüenza", "Afortunadamente tenemos una de las claves que es la prevención y, dentro de la prevención, la educación". ¡Ción, ción! Menos mal porque últimamente nos vamos mucho por la tangente: "Ha salido con esa respuesta y yo lo respeto, pero hubiera preferido que se hubiera esperado". Entre la idiotez y el imbecilismo, que nos lleve la corriente: "En España los políticos han llegado a la conclusión de que son imbéciles y es que no lo son".
¡Anda, sábado! "Y no lo digo yo". Por fin -ya eso sí lo digo yo- jornada de inflexión. "Me parece que la irrupción la calificaría de inoportuna". Vaya, señora Montero, no se ponga así, "que sea el diálogo y la diplomacia la forma de resolver cualquier controversia". Dígaselo a Putin, que ya está mordiendo frontera: "debo decir que me sorprendió leer el titular y debemos analizar exactamente qué está detrás de esas palabras, por qué esas palabras y por qué en este momento, antes de pronunciarnos al respecto". Con los respectos de la política internacional hemos topado y uno nunca sabe. "Lo que confirman es que no se trata de un rebote pasajero". Perdona las disculpas, pero lo del rebote pasajero parece un título de nominación a la treinta y siete de los Goya.
¡Zona peatonal!