"Todo comenzó cuando tenía una mala racha y decidí dar una vuelta por la ciudad", nos cuenta como empezó con esta curiosa práctica. Sin darse cuenta llegó a Collserola, allí en la montaña se topó con un señor mayor con el que estuvo hablando, de nada importante.
Cuando volvió a su casa se dio cuenta de que se había distraído y ya "no pensaba en el mal día que había pasado", afirma Adriá. Desde entonces descubrió lo necesario que es hablar, dijo voy a hacer algo bueno y así surgió el proyecto.
Primero ofreció conversaciones gratis en la catedral de Barcelona y luego se trasladó al Arco de Triunfo.
"De esta historia hace tres años y sigo con mis dos sillas ofreciendo conversaciones todas las semanas", nos relata y sin animo de dejar de hacerlo.
UNA DE LAS PERSONAS CON LAS QUE HA CHARLADO
Una mujer de Venezuela, hace unos meses, le contó que lo había perdido todo al huir de su país. Allí era psicóloga pero en España no le convalidaban el título. Vivía en casa de unos familiares pero no tenía dinero para pagar las clases de baile de su hija, que costaban en torno a 25-30 euros al mes. Adriá colgó su historia en Instagram y rápidamente aparecieron personas dispuestas a ayudarla.
A los 3 meses la mujer encontró trabajo y devolvió el dinero.