Aunque uno lleve más de 60 años en las tablas, seis años en el teatro. Desde la mímica en forma de protesta a la lírica directa, a la emoción. Albert Boadella ha conseguido crear una propuesta artística que es casi un género en sí, el 'boadellano'. El director dramaturgo y actor es una de las grandes personalidades de la escena nacional, fundador de 'Els joglars' y director durante 9 años de los Teatros del Canal donde ahora ha preparado su gran auto homenaje. Impulsado por la felicidad de seguir creando a sus casi 80 años, Boadella quiere reivindicar que sin épica, el teatro se queda corto como arte.
60 años por "el placer de los demás"
Albert Boadella no lo considera un homenaje sino una presentación de un "balance" con sus dos últimas obras y con tres charlas o debates sobre su trayectoria. Para él, "en cualquier caso, simplemente, es una necesidad de contar cosas que yo hecho en esta vida artística y que me parece que, después de 60 años de profesión, casi tengo la capacidad pero obligación de transmitir".
Respecto a mantener la capacidad de sorpresa, cuenta Boadella, mantiene "la capacidad de trabajo que es lo más importante, el resultado depende de los momentos que uno tenga, de la inspiración", "en cualquier caso, sí que trato que el público se interese por lo que hago, trabajo pensando en el placer de los demás que en el fondo es el núcleo de nuestra profesión" aunque estas sean menos divertidas o un poco angustiosas.
¿Decir todo lo que uno piensa?
Algunas veces, ha tenido algunas "contrapartidas duras" como en l977 cuando acabó en la cárcel e incluso tuvo que escapar, o el enfrentamiento consu "tribu catalana", pero para Boadella a pesar de ser "de una cierta dureza" gracias a su personalidad "nos lo hemos tomado también con sentido del humor". Ante esta reflexión, apunta que "es bueno que uno viva con adversarios también a su lado" ya que "estimula el ingenio y estimula la vida y las ganas de pelear, de combatir" y añade: "No me fío de los que dicen que no tienen enemigos". Adversarios, según el dramaturgo, que sean de primer nivel como "a veces presidentes, a veces instituciones".
Malos tiempos para la mayoría de las artes
"Considero que yo hago una sección que hay que tener en cuenta hoy, que es la danza", explica el actor, un tipo de representación que "hace unos espectáculos que jamás se habían hecho en la vida", donde recalca la influencia del deporte como un elemento que "ha hecho una evolución muy importante en el conocimiento del cuerpo y hoy los bailarines hacen cosas que hace cien años eran impensables".
Aún así, la danza es una excepción porque en otros campos, "no se pinta a la altura de Velázquez, de Tiziano, de Leonardo" y "la gente, para ver pintura tiene que refugiarse en el Louvre, en el Hermitage, en el Prado, etc"; tampoco "se hace teatro como Shakespeare" porque "no tiene esta dimensión el teatro". Esto, según Boadella, tiene que ver con el "tiempo" en referencia a "la celeridad con que hoy hay que lanzar cosas al mercado" lo que se conoce como el "consumismo" una característica que goza de importancia en "todos los terrenos" y que "hace que el artista esté desconcentrado, simplemente hace las cosas muy rápidas, sin tiempo, y el arte requiere tiempo". Esto lo ejemplifica el actor con la imposibilidad de montar una obra de teatro buena en semanas porque se necesitan "4 o 5 meses" o, en pintura, "a partir de Picasso, los pintores vieron que un señor que hacía obras a veces en media hora, una hora o dos horas se convertía en el más famoso y el más millonario".
Ahora, el teatro no es "el hombre frente al mundo, frente a la sociedad, los grandes temas que vemos en los clásicos", según Albert Boadella, ya que hoy en día "es un teatro de consumo rápido, de pequeños problemas sociales, un teatro muy sociológico y muy psicológico, pero muy poco artístico, muy poco emotivo", por lo que en los últimos 12 años se ha creado "un teatro donde la música tenga una importancia muy grande".