En 'Por fin no es lunes' hablamos con Juan Carlos del Moral, el coordinador de Ciencia Ciudadana de la Sociedad Española de Ornitología BirdLife, la ONG ambiental más antigua de España. Fundada en 1954, su misión se preserva intacta desde entonces: con las aves como bandera, aspiran a conservar la biodiversidad con la participación e implicación social. Sin embargo, la paulatina desaparición de millones de ejemplares dificulta esta labor que, en cualquier caso, no se pronostica imposible.
La muerte progresiva de las aves
En los últimos cuarenta años, más de seiscientas millones de aves han desaparecido en Europa. Un nuevo estudio realizado por un equipo de científicos y expertos europeos (Real Sociedad para la Protección de las Aves, BirdLife International y la Sociedad Checa de Ornitología) ha analizado los datos de trescientas setenta y ocho especies y ha concluido que una de cada seis aves se ha perdido. La mayoría son aves comunes.
"Estamos perdiendo las especies más próximas a nosotros: los gorriones comunes, las golondrinas, los vencejos, los mochuelos, los cernícalos... muchas de las aves comunes están perdiendo millones de ejemplares", ha expuesto Juan Carlos.
El ornitólogo ha explicado hace veinticinco años que un grupo altruista de más de mil voluntarios comenzó a analizar la presencia de las aves en más de veinte mil puntos de toda España. Este muestreo ha evidenciado que la mayor parte de los declives observados se vinculan a las aves más cercanas a la actividad humana y a los consecuentes usos del territorio.
Las nuevas construcciones no permiten la cría de pájaros debido a que evitan los pequeños huecos bajo los que estas aves anidaban. Por lo tanto, especies como los vencejos y los gorriones comunes, que tienden a criar en agujeros, carecen de espacios en los que reproducirse. "Está demostrado que los gorriones dentro de las ciudades están en una situación fisiológica muy desfavorecida con respecto a los gorriones del campo, prueba de ello es que en Londres se han extinguido", ha comentado al respecto.
Sin embargo, en muchos casos, la situación de las aves en el campo puede incluso agravarse debido a que los medios agrícolas emplean "tantos insecticidas, herbicidas y semillas que se han convertido en puro veneno para los pájaros que lo ingieren", señalaba el ornitólogo. Es por eso que cada ves se observan menos mochuelos en los olivos, alondras o calondrias y perdices o codornices en los bosques.
Estamos a tiempo de cambiar
Juan Carlos del Moral ha incidido en la importancia de revertir la situación porque, en efecto, todavía estamos a tiempo. Para ello debemos realizar un ejercicio reflexivo que nos permita hallar el modo de desarrollarnos como especie respetando la biodiversidad y los ecosistemas
"Tenemos que ser conscientes de que contaminamos mucho y también nos contaminamos a nosotros mismos, pero a diferencia de lo que sucede con la fauna, invertimos millones de euros para curar a nuestra especie", ha explicado Juan Carlos.
Y es que lo cierto es que la contaminación que propicia el calentamiento global y el consecuente cambio climático está desplazando hacia el norte a muchas aves que de manera natural anidan en zonas que ahora son más cálidas y viceversa.
"Tenemos que tener un sistema de desarrollo mucho más sostenible, crear ciudades más verdes con oquedades que permitan el desarrollo de la fauna silvestre", ha declarado del Moral apuntando que "tenemos que aprender de los sistemas europeos que apuestan por la respetuosa convivencia con la fauna silvestre y apostar por una agricultura menos intensiva y agresiva".
Sin subestimar el poder de las acciones individuales, el cambio a de germinar a nivel social. Debemos exigir a los gobiernos que actúen para preservar la biodiversidad natural de nuestro planeta porque ya se sabe que no existe un Planeta B.