Barcelona siempre ha sido una ciudad bulliciosa, para algunos, incluso, fue una ciudad “muy golfa”. Pero ahora se ha tornado en “escurridiza, transformada en criatura desconocida y de imprevisibles bandazos”. Así lo cree y escribe el periodista y escritor Carlos García-Mateo, barcelonés de nacimiento y proscrito, como se define a sí mismo. Hace unos años, Carlos empezó a escribir un dietario personal de sus andanzas barcelonesas, una suerte de crónica del cambio político y social que ha vivido la Ciudad Condal en los últimos años. Ahora publica esas reflexiones en ‘Barcelonerías’, un relato personal que da cuenta de la decadencia de una ciudad vista por un enamorado de ella.
Carlos se inspiró en la "Barcelonerías" original del diputado Joaquín María de Nadal, publicada en 1942. Joaquín María de Nadal era cronista de Barcelona cuando todavía había cronistas oficiales en la ciudad, como el mítico y más tardío Sempronio. Carlos pensó seguir esa tradición, desde una distancia cronológica importante y también desde la realidad actual de la urbe. Sobre el dandismo, me ha interesado el dandismo inglés, el italiano y el español, por supuesto ese canallesco y elegante de Jesús Pardo. También ha pretendido recoger algo de la golfería actual barcelonesa, porque ha sido una ciudad siempre muy golfa”.
La crónica de la Barcelona de hace 100 años no tiene nada que ver con la actual. “En los años veinte del siglo pasado se decía que había sido mucho más golfa que París". Además, Carlos asegura que el proceso de vulgarización y decadencia vivida por Barcelona llega a su punto álgido con la política. Dice que "el problema de Barcelona es que se junta el elitista procés, el emboscamiento de una burguesía que dimite de su papel como clase predominante y el populismo de extrema izquierda". Aunque, a pesar de la decadencia, afirma, que Barcelona sigue siendo una ciudad muy atractiva.